Alía

Esta villa cacereña nace en el año 200 a.C. con el nombre de Hélice, tal y como demuestran los restos encontrados de piedra tallados y algunas cuevas en La Raña. Aunque no existe constancia de que los romanos ocuparan esta zona, sí se sabe que el pueblo árabe tuvo una gran influencia en este pueblo, como atestiguan sus antiguas casas o la estructura de sus calles.

Pero en tu visita también podrás disfrutar de su arquitectura más moderna, como el silo y los hornos de cal, así como de su legado religioso, representado por la iglesia parroquial en honor a Santa Catalina, un excelente exponente del múdejar extremeño, la ermita de la Concepción, la ermita de San Isidro y la iglesia de la Calera, que conserva su pila bautismal y el palio originales.

Para realizar una completa inmersión en la historia y tradición de la localidad no puedes dejar de disfrutar de sus platos típicos, casi todos ellos derivados del cerdo y de la caza, como la caldereta extremeña, el cabrito a la brasa, los venados, perdices y conejos, así como las migas, el gazpacho y el rebolao. Y para terminar prueba sus postres estrella: las roscas de candelilla, los buñuelos, las perrunillas, los mantecados, los encanutaos y la leche “guisá”.